El tenedor: historia de una reciente tecnología culinaria

Marcelo Mosenson
4 min readDec 16, 2019

Nos encontramos rodeados de ciertas tecnologías que parecieran haber estado junto a nosotros desde siempre. El tenedor es una de ellas. Sin embargo, de todas las invenciones que conforman nuestras cubiertos, esta es la más reciente.

Aunque los orígenes parecieran no estar demasiado claros, la mayor parte de los documentos consultados coinciden en que el tenedor, puede tener su origen en el siglo XI, como un pincho, de un solo diente (aunque hay quienes afirman que podría haber sido de dos), enviados a ser fabricados por la Princesa Bizantina Teodora, hija del Emperador de Bizancio, Constantino Ducas.

Su función: llevarse los alimentos a la boca, sin necesidad de tener que utilizar las manos.

En el siglo XVII, y como avance a su generalización en toda Europa (finales del XVIII y principios del XIX), el descubridor y experto viajero Británico Mr. Thomas Coyat, en uno de sus viajes a Italia conoce al tenedor. En uno de sus diarios comenta: “Muchos italianos se sirven de un “pincho” para no tocar los alimentos, para comer los espagueti, para tomar la carne … No es nada refinado comer con las manos, pues aseguran que no todas las personas tienen las manos limpias”. Y ante el asombro de todos, decide llevar esta costumbre a Inglaterra.

¿Por qué los italianos se asustan ante quien toca la comida con las manos? Aunque fueron pioneros en Europa, ellos comían siglos atrás como lo hacen todavía en la vieja Europa, sin que por ello faltasen a las reglas de cortesía o de etiqueta; el único instrumento válido para ingerir la comida eran las manos. Todos ellos venían preparados (la carne cortada), para tomarse con las puntas de los dedos, sin que por ello se considerase una ofensa al buen gusto. Además se contaba con una serie de normas, como limpiarse después de cada plato los dedos, y no chupárselos.

En Europa podemos decir que su uso se generaliza a partir de finales del siglo XVIII o principios del XIX, dependiendo de los países, extendiéndose luego al resto del mundo, en muchos de cuyos lugares se utilizan utensilios similares.

Fue durante el reinado de Enrique III (reinó entre el año 1574 y el 1589) que la mayoría de la gente adinerada comenzó a disponer de un set de cubiertos personales que viajaban juntos a ellos en maletas. No fue hasta finales del 1600 y comienzos del 1700 que la población empezó a comprar sets de cubiertos de plata para sus casas, las cuales recién comenzaban a equiparse con habitaciones dedicadas al comedor.

Hacia comienzos del siglo XIX el tendedor se estableció con firmeza en las mesas ya no sólo para uso de la aristocracia, sino también para la burguesía.

Se fabricaban tenedores de todo tipo, y formas para comidas diversas: ostras, langostas, ensaladas, tortugas, bayas, lechugas, sardinas, pepinos, pescados y postres, entre otros.

En un artículo de 1898 de la publicación mensual Appleton, Ciencia Popular se habla, sin embargo, de la superioridad del los palitos chinos frente al tenedor. Descriptos en el texto como un substituto del tenedor, de las tenazas, y de las pinzas. Siendo los palitos más útiles, económicos y el invento más eficiente para tales propósitos que haya construido el hombre en toda su historia.

Pero la comparación más aguda sobre estos dos artefactos la hizo Roland Barthes en 1970. Para quien los palitos en todas sus funciones y en todos sus gestos insinúan el reverso del cuchillo y de sus substituto predatorio, el tenedor. Son instrumentos de mesa que se resisten a cortar, agujerear y mutilar, limitando los gestos del comensal para relegarlos en su mayoría a quien prepara la comida.

En el uso de palitos la comida deja de ser una presa sobre la actual se actúa, sino una substancia transferida de manera armoniosa más cercano a una alimentación materna. Al contrario del uso del cuchillo y el tenedor que constituyen más bien, un acto predatorio.

Barthes, a su vez, describe nuestros modales en la mesa para distinguirnos a nosotros de otras culturas señalando el uso de los palitos como superior, respecto de la frivolidad de nuestra cultura constituida por uso del tenedor. Para Barthes los modales son siempre una forma de negociación entre los grupos sociales. Aprender sus sutilezas es una manera de integrarse al grupo, mientras que no saberlo provoca ansiedad, a la vez que oponerse a su empleo es una manera de insistir sobre la propia individualidad. Y esto es particularmente así en cuanto al uso del tenedor.

No fue hasta el siglo XVIII que la mayoría comenzó a utilizar el tenedor en los Estados Unidos, el cual fue resistido durante siglos. En 1897, Miss Tannahill escribe que los navegantes de la flota británica tenían prohibido su uso puesto que usarlos era de poco hombre.

Por el contario, los palitos alimentan a la mayor parte de la humanidad desde el 1200 antes de Cristo.

Es difícil anticipar si una tecnología persistirá por siempre o si por el contrario habrá de ser reemplazada por otra. Por lo pronto, el tenedor, a pesar de sus modificaciones en su forma y en su uso nos sigue acompañando desde hace siglos prohibiéndonos de comer con las manos.

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